Huilloq se encuentra en el distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba, en el departamento de Cusco. Denominada "la comunidad de los tejedores", está constituida por unas 200 familias, unos 1.500 habitantes, a unos 3.650 m.s.n.m. Se llega tomando la carretera que va de Ollantaytambo a Oqobamba, por un camino pedregoso cuesta arriba unos 19 km. Los ingresos de la comunidad de Huilloq son muy bajos, por lo que empresas privadas han invertido en recursos autosostenibles como las piscifactorías. Aun así, la población abre las puertas a turistas para dar a conocer su cultura y costumbres tradicionales, mantenidas durante más de 500 años debido a su reclusión en las alturas, lejos de los españoles de la época. Su economía se basa en el tejido tradicional cusqueño de la mano de las mujeres, traspasado de generación en generación, y en el servicio de porteadores del camino inca, de mano de los hombres.
La Asociación Marka Qocha debe su nombre a los restos arqueológicos pre-incas situados a 4 km de la población. Su vestimenta característica es de color rojo y negro, motivo por el cual son llamados "Huayruros", como la semilla selvática de la buena suerte. Se dedican básicamente a la producción de tejidos artesanales, entre los que destacan sus ponchos de todas las tallas, que distribuyen en los mercados locales. Marka Qocha consta con unas 15 mujeres, presididas por Santusa.
¿Su sueño? Tener un centro de transformación de lana de sus propias alpacas, vender nacionalmente con su propia marca en una tienda en Cusco, y seguir capacitándose en el arte de tejer y en turismo vivencial.
La Asociación Marka Qocha debe su nombre a los restos arqueológicos pre-incas situados a 4 km de la población. Su vestimenta característica es de color rojo y negro, motivo por el cual son llamados "Huayruros", como la semilla selvática de la buena suerte. Se dedican básicamente a la producción de tejidos artesanales, entre los que destacan sus ponchos de todas las tallas, que distribuyen en los mercados locales. Marka Qocha consta con unas 15 mujeres, presididas por Santusa.
¿Su sueño? Tener un centro de transformación de lana de sus propias alpacas, vender nacionalmente con su propia marca en una tienda en Cusco, y seguir capacitándose en el arte de tejer y en turismo vivencial.